miembro la Casa de la Cultura, Artes y Oficios del Itata.
Pelo al viento
Me gusta el pelo suelto,
porque me da una sensación de libertad.
Libertad de expresión para el cabello,
democracia de mechones al viento.
Un pelo crespo, tiene independencia,
ya que cada rulo, se va para donde quiere.
Un pelo liso, no tiene ataduras,
ya que póngale lo que quiera,
y ¡nada lo sujeta!
Un pelo con pinches, está esposado,
sentenciado a milímetros cuadrados.
de sujeción y firmeza
¡que lo tienen condenado!
Siendo el ser humano,
el juez que por la moda,
¡lo ha inculpado!
Un cabello con puntas partidas,
está listo para la ejecución.
Y habrá que recortarlo,
para que se renueve en resurrección.
Un pelo florecido, ¡no es un jardín!
Al contrario es un cabello maltratado,
¡que acaba de morir!
Que solo con cuidado y amor,
podrá revivir...
Un cabello teñido es ¡un esclavo!
de la tintura mensual.
Que en su fecha exacta,
¡una mano viene a pintar y a coartar!
Un cabello peinado, es un prisionero,
que no tiene libertad,
ya que con gel, espray o mouse,
se le busca un acomodar,
y... ¡Pobre de la mecha
que se vaya a despeinar!
La dictadura es el régimen oficial
¡Cuidado con el que se quiera rebelar!
Porque prontamente lo vendrán a torturar,
¡Con algún artefacto de peluquería
que lo someterá!
Se nos fue la huesito,
se nos fue nuestra callejerita,
una perrita ¡tan linda, muy amiga!
Todo el centro recorría.
Allí, pernoctaba y comía,
todos la conocían y sabían,
que la mimábamos como a una niña.
Diariamente visitaba
a quienes la conocían,
encontraba paz y descanso,
en la florería de mi hermana Georgina.
En una cajita se echaba y dormía,
sabiéndose protegida,
buscando cobijo en las manos humanas,
de quienes ella sabía, que sí la querían.
La vimos nacer y crecer,
¡y admirábamos como sobrevivía!
Porque era nuestra callejerita,
y nuestra perrita amiga.
Frente al terminal nació y vivió su vida,
¡Porque ningún humano adoptarla quería!
La alimentaban almas buenas y caritativas,
¡Pero solamente la calle le dio su acogida!
Con sus amigos de la manada,
en la noches dormía,
viviendo la suerte de vida,
que el cemento ofrecía.
Un bus le arrebataría su vida,
¡un atropello marcaría el final
de sus días¡
Desangrándose en una triste agonía,
partiría de esta tierra, a la otra vida.
Por la indiferencia humana,
de un chofer que no le importaría,
que un perro se parara frente a él,
porque simplemente: lo atropellaría.
Pero era nuestra callejerita,
¡Nuestra perrita amiga!
La cuidábamos muchos,
en la agrupación animalista.
¡Se nos fue una amiga,
la huesito tan querida!
atropellada por alguien
a quien no le interesó, una vida.
¡Estuvo excelente esta actividad!
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¡hasta pronto!
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